Para muchas empresas con contratos indexados, los costes que más están creciendo en los últimos meses no son ni la potencia contratada ni la propia energía consumida. Son los ajustes aplicados por Red Eléctrica de España (REE), que cada vez tienen un mayor y más imprevisible impacto en el precio final.

Estos ajustes —también llamados servicios de equilibrio, reservas o desviaciones— son correcciones que REE realiza en tiempo real para garantizar el equilibrio entre la generación y el consumo de energía. Con el aumento de la producción renovable, más variable y difícil de prever, estas correcciones se han convertido en más frecuentes y más costosas. Y a menudo, su presencia en la factura es poco explícita.

Analicemos la evolución del precio de estos ajustes en los últimos años, tomando de referencia el mes de mayo:

  • 2019: 1,85 €/MWh
  • 2020: 3,54 €/MWh
  • 2021: 4,10 €/MWh
  • 2022: 8,30 €/MWh
  • 2023: 10,65 €/MWh
  • 2024: 14,99 €/MWh
  • 2025: 25,82 €/MWh

Evolución del precio de los servicios de ajuste

En seis años, estos costes incluidos en tu factura eléctrica han aumentado un 1.300%, hasta el punto de que los servicios de ajuste suponen más dinero que la energía consumida. Dicho de otro modo, muchas empresas están pagando más por “corregir” la distribución de energía que por la energía misma.

Cambio de paradigma

Estos costes tradicionalmente pasaban desapercibidos. Tenían un impacto muy residual en la factura, pero progresivamente han ido ganando peso y volatilidad a medida que el mix eléctrico incorpora mayor generación renovable. La producción de energía solar y eólica es, por su propia naturaleza, muy variable y obliga a Red Eléctrica (REE) a realizar más correcciones en tiempo real, especialmente en meses como primavera y otoño, donde la actividad renovable se intensifica. Por el contrario, cuando se tiraba principalmente de energía nuclear, la producción era mucho más estable durante todo el año y no eran tan necesarias las correcciones.

El constante aumento de la demanda de energía de origen 100% renovable, combinado con hechos como el del apagón del pasado 28 de abril, no hacen pensar que el escenario deba cambiar. Al contrario. El impacto de los ajustes, al menos hasta que la tecnología y la infraestructura eléctrica no cambie, será cada vez más importante.

Y por si fuera poco, desde el pasado mes de diciembre, REE calcula los ajustes con resolución de 15 minutos (por la entrada en vigor de la liquidación ISP-15). Este modelo aporta mayor precisión, pero también implica que cualquier pequeño desvío en la programación de la demanda o generación puede tener un impacto económico directo.

Las empresas con contratos indexados deben tener presente que estas microvariaciones pueden alterar el coste de su consumo energético cada 15 minutos.

¿Y los contratos a precio fijo?

Aunque los contratos a precio fijo pueden parecer una opción segura, esconden más desventajas de las que aparentan. Es cierto que permiten prever el coste del término de energía, pero esto no implica estabilidad real ni ahorro garantizado.

En primer lugar, los costes de ajuste aplicados por REE también se incluyen, pero de manera opaca. Las comercializadoras los estiman con fórmulas propias basadas en escenarios pasados y primas de riesgo. ¿El resultado? Las empresas terminan pagando igualmente estos costes, a menudo con un sobreprecio considerable para cubrir el margen de seguridad que aplica la comercializadora.

Este margen, que puede crecer mucho en contextos de alta inestabilidad como el actual, hace que el precio final por MWh suela ser muy superior al de un contrato indexado bien gestionado. La empresa paga más por el simple hecho de evitarse la volatilidad, pero a menudo acaba asumiendo un coste hinchado y desconectado de la realidad del mercado.

Además, “precio fijo” no significa “factura fija”. Los peajes, cargos, impuestos y servicios adicionales siguen siendo variables y pueden actualizarse durante la vigencia del contrato. Y por si fuera poco, muchos contratos de precio fijo incluyen cláusulas de ajuste que permiten revisar el precio pactado si existen importantes desviaciones.

En resumen: los contratos a precio fijo pueden transmitir una falsa sensación de control, pero con frecuencia conllevan un sobrecoste injustificado. Para muchas empresas, especialmente las que pueden permitirse una gestión activa del consumo, optar por un contrato indexado con soporte profesional es, hoy en día, una estrategia más eficiente y rentable.

Comprar energía es fácil. Pagar un precio justo es extraordinariamente complicado. Y es que la gestión eficiente de la energía no sólo pasa por consumir menos, sino por entender mejor cómo se factura y adoptar siempre la mejor estrategia de compra. Y esto es lo que hacemos en Energy Tools.

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