En un proceso de inversión o adquisición de una empresa con alto consumo energético, los números son fundamentales… pero no lo dicen todo. Los inversores más exigentes no solo analizan balances y EBITDA. También buscan señales claras de que la empresa tiene una cultura de gestión eficiente, rigurosa y comprometida con la sostenibilidad. Y la manera en que una empresa gestiona su energía es, cada vez más, una de esas señales.

Una empresa que sabe cómo consumir mejor no solo ahorra y optimiza costes. Demuestra control. Demuestra capacidad de análisis, de mejora y de previsión. Y eso —muy a menudo— es más valioso que una simple reducción de euros.

Según un estudio de Schneider Electric (2024), el 72% de los inversores institucionales considera que las estrategias activas de eficiencia energética y descarbonización son “indicadores clave de buen gobierno y gestión del riesgo operativo”. Y no es solo una cuestión de reputación ESG. Es una forma tangible de ver si la empresa funciona bien internamente.

¿Qué busca un inversor en los datos energéticos?

Durante una due diligence energética, cada vez es más habitual revisar aspectos como:

  • Existencia de auditorías o informes energéticos recientes
  • Seguimiento activo de consumos mediante sistemas de monitorización
  • Historial de medidas de eficiencia y optimización contractual
  • Costes de ajuste y exposición al riesgo en contratos indexados
  • Evolución del consumo por unidad productiva o servicio ofrecido
  • Compromiso real con los objetivos de descarbonización corporativo

En este contexto, contar con una consultoría energética especializada y con software especializado de monitorización y control, no solo sirve para reducir gastos. Es una prueba externa de rigor técnico, capacidad de diagnóstico y actitud proactiva ante un mercado energético cada vez más volátil.

Empresas que solo “consumen” vs empresas que “gestionan”

Hay una diferencia fundamental —y fácil de detectar— entre una empresa que simplemente paga la factura y una que realmente gestiona su consumo. La primera vive de espaldas al mercado energético: no sabe de dónde vienen los sobrecostes, ni qué riesgos asume, ni cómo podría mejorar. Su gasto energético está completamente condicionado.

La segunda tiene el control: conoce su perfil de consumo, toma decisiones informadas y reduce costes sin reducir actividad.

Esta diferencia no solo se traduce en euros. Es también una cuestión de cultura organizativa. Una empresa que gestiona bien la energía demuestra que sabe gestionar la incertidumbre, anticiparse a los cambios y adaptarse rápido.

¿Qué empresa vale más? Para el inversor que quiere adquirir una empresa con alto potencial, la respuesta es clara.

Conclusiones

La gestión energética no es solo una práctica técnica ni una exigencia ambiental: es un reflejo directo de cómo funciona una empresa internamente. Por eso los inversores más exigentes lo tienen claro: una empresa que entiende, controla y optimiza su consumo energético es una empresa más eficiente, más fiable y con más potencial de crecimiento. Y ese valor, hoy, pesa tanto o más que cualquier otro indicador financiero.

Contar con el servicio de consultoría energética de Energy Tools y con un software como EBO puede incrementar de forma relevante el valor de una empresa antes de ser comprada o absorbida. En un contexto donde la incertidumbre energética se penaliza y el rigor en la gestión se premia, invertir en eficiencia no es un gasto: es una estrategia de valor.

Si estás considerando la posibilidad de vender tu empresa en el futuro, deberías tomar medidas que resulten atractivas para los inversores. Y apostar por una consultoría energética y una plataforma de control energético debe estar en los primeros lugares de la lista.

Si quieres que lo valoremos, contáctanos.